La prisa del dibujo para ser, que sin querer ahondar en todo el territorio del tema, proporciona momentos muy íntimos, hace que mirarlos sea asomarse a ese cobijo poblado de imágenes que hablan de forma casi autobiográfica sobre quién es su autor y que descubrimientos va haciendo en la vida, con cada gesto, cada trazo. Es la manera más rápida de entrar en ese misterio que encierra la imagen y en ese misterio soy además de la mano, una "voyeur" que se asoma y se atreve a rozar algo indefinible. Nunca se agota, se concatena, voy y vuelvo.